lunes, 31 de mayo de 2010

INSTANTE




J.
Nos agotamos como agua en una sartén al fuego.
Así nos consumimos: entre temblores, estremecimientos, estómagos alados y una porción de miedo que se funde. El instante eres tú, soy yo, es todo. Y entre movimientos tímidos y tardados nos damos cuenta que el tiempo ha pasado y no hemos hecho nada con él, sólo lo dejamos transcurrir en un caudal de aspiraciones, posibilidades y cautas esperas que nos alejan más de la tierra.
¿Dónde estoy? Ocupando una silla de falsos laureles; en espera de todo, esperando paciente lo que no será. Guardando la postura rígida de una dama de buen tiempo. Animosa con el endeble encanto de los años que nos condenan a estar sin ser. Acostumbrada a que la circunstancia teja la vida y no a tejerla yo misma pese a la circunstancia. ¿Quién dijo que así tenía que seguir el caudal de la esperanza?¿Quién dijo que soy yo la que miento y no los demás?
Y es que la vida parece que se teje en grandes mentiras... que por más que uno se esfuerce por vivir en la verdad esta otra se empeña en gobernar el mundo, como un dios malvado que se alimenta de nuestra propia desventura. Animal que lame nuestras heridas...
Y sin embargo somos lo que somos, un suspiro, un soplo... el instante.

miércoles, 19 de mayo de 2010

DEL EFECTO SALAVIN


...
Hay días en que la cabeza parece una olla de presión a punto de hacer Boom. Ni siquiera se sabe qué o cómo pensar. Nos debatimos en una serie de incongruencias a las que nos han arrojado las situaciones. Vivimos con nosotros mismos y ese vivir es una gran batalla: El cuerpo no soporta a la mente. Digamos que la humanidad sufre el "Efecto Salavin". Sí, somos esos adultos que un día (que no debemos precisar) nos despertamos y decidimos decidir. Abalanzamos el ímpetu al impulso para después darnos de topes en todo el muro que se atraviese, lo hacemos para tomar la justicia por nuestra propia cabeza. Y es que no se puede ser uno mismo, no se puede ir por el mundo pretendiendo gritar el nombre que nos posee para revelarnos, ser como los niños que viven sin inhibiciones y que ni siquiera el regaño paternal los atormenta. Pretendemos vivir encubiertos en una máscara que se prepara y perfecciona con los años, revela apariencias y esconde realidades... nos reprime, termina sofocándonos y privándonos del aire fresco de libertad.

¿Cuándo detendremos esa sigilosa soga de nudo ciego que nos hemos obligado a disponer?
¿Cuándo, siquiera, nos atreveremos a cortar el cordón umbilical que nos ata al mundo?
...

martes, 18 de mayo de 2010

Me resigné a Estar... simplemente Estar.
Es ahora cuando comprendo las voces lejanas que me decían que no es tan fácil luchar con el enemigo; que es necesario, a veces, doblar las manos, claudicar a sí mismo y resignarse con hacer lo que antes nunca se pensó.
Me siento sola en la mesa de un café... Sé que entiendo las miradas frustradas, el falso asentimiento de cabeza, el encubrimiento como arma de aceptación, la histeria, la obsesión y la desesperación por tratar de gobernar la múltiple personalidad que, de un momento a otro, entró sigilosa para esconderse en el cuerpo. Entiendo todas esas cosas de las que antes fueron presa los otros; y, aunque me tardé, soy lo que antes juzgaba. Soy yo, soy ellos y soy humana.
Comprendo, y con sonrisa miedosa escondo la cabeza y acepto ante las voces que me equivoqué y no puedo prometer que no lo volveré a hacer.

martes, 11 de mayo de 2010

...(Agosto de 2009)



Nada es coincidencia. Digamos que en el ambiente circula el aliento de un dios inexistente, cualquiera, que sopla destino a donde quiera que va.
***

Los vientos vienen como arte de magia para colarse por la ventana...

Cuando lloraba ajenos lamentos, estaba uno tan propio, vivo. Me saludaba detrás del árbol, me miraba con ojos niños, amarillos; mientras, perfumaba mi camino a clavos, cardamomo, canela y jengibre.

jueves, 6 de mayo de 2010

... EL NADO VACILANTE

Actualmente parece que la razón es un pez que nada contracorriente tirándose a morir. Estamos atrapados en pasiones fuera de cauce que, sí, nos hacen más humanos, pero humanos estancados en una serie de conflictos, entre el sí y el no. Nos preguntamos el porqué vivimos, pero no ponemos en tela de juicio nuestra habilidad de zambullirnos en las aguas para buscar problemas y encontrarlos. Nos enajenamos y creemos que lo exterior es el culpable de todo lo que nos sucede y dejamos como último causante a nuestras acciones; pero ¿Cómo hacer para encausar nuestra vida, permitiendo la entrada a la razón y la sinrazón de nuestra inevitable humanidad?