Al parecer, los días se miden en horas, las horas en segundos y los segundos en milésimas ¿dónde está nuestra medida? ¿dónde está ese tiempo duro que nos diga que la hora, el día, mes o año terminó; que es el momento de dar cuerda a los engranes; empezar de nuevo, limpiar los errores con una frazada y decirnos "Allí voy de nuevo, con las veinticuatro horas extras, con mi vida que inicia y reinicia"?. Nuestra medida es diferente, nuestra medida es terminal: hay un inicio que no esperamos, el inicio donde aprendemos lentamente quiénes somos, un inicio que nos reconstruye y no da cabida al error pues el error no puede limpiarse, es permanente... huella de los pasos que hemos dado.
Nuestra medida termina, incluso, sin darnos cuenta que ha terminado.