miércoles, 22 de septiembre de 2010

CONVERSACIONES EN JULIO (última entrega)



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Extrañamente, la lucidez ha vuelto con la llegada de un fantasma de nombre J. que trajo de vuelta el pensamiento y la crítica de lo que mi cabeza se empeña en pensar. Trajo consigo la sonrisa espontánea, los desvelos para susurrarle al pensa
miento cosas distintas; y, aunque el fantasma jamás regrese, puso enfrente una luz tenue que me convirtió al mundo de las ideas que había ocultado con el hábito del aburrimiento. Por todo:



CONVERSACIONES EN jU

CONVERSACIONES EN jU

martes, 21 de septiembre de 2010

CONVERSACIONES EN JULIO (IV)


Dicen que la humanidad se mueve por la conversación, que se necesita del hilo "Comunicación" para que el todo que lo rodea tome sentido. ¿Cuál es el fin?... Sentir que importamos en medio de la inmensidad que, a veces, parece que nos traga sin dejar nuestro rastro a la vista.

Entonces, que el hombre sea palabra y su trascendencia dependa de ella se vuelve una verdad que difícilmente se confronta. Hablemos y sucumbamos a ese placer en el lecho de papel en donde descansa la historia que contenemos en la boca, pájaro preso en las manos.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

CONVERSACIONES EN JULIO (III)

¿Será posible apresar la historia de una vida que se intenta olvidar, encerrarla en un frasco y guardarla en alcohol, alejado de nosotros mismos y verla, a fin de cuentas, cuando la calma toque a la puerta... reírnos como locas del pasado que aun no se olvida? ¿Será posible evadir la demencia y abrazarse a la fuerza de voluntad?

...


... Entre más me esfuerzo por verle la cara a la certeza, ésta agacha más la cabeza... Sí, tienes razón: la verdad absoluta es imposible de ser contenida en unas manos tan llenas de huecos, somos lo suficientemente humanos para poseer esa capacidad; pero, de igual modo, lo hipócritamente felices para no ostentarla.

lunes, 6 de septiembre de 2010

CONVERSACIONES EN JULIO (II)


Si dijeras que no extrañas, estarías mintiendo. Es mejor aceptar que has aprendido a vivir con la condena de las horas y que te has vuelto capaz de cargar con la ausencia sobre la espalda. Acepta, aunque sea a medias, pero acepta.