lunes, 26 de julio de 2010


A propósito de todo este cambio ¿Por qué no mostrar una idea que preserva todo el recuerdo de los deseos, de lo único que merece la pena seguir vivo?: La música de una mujer que toma entre su manos el carácter del instrumento, que revive el verdadero temperamento en un ambiente de paz, de color, de formas y de solemnidad entregada a la verdadera templanza.


Y después de la tormenta, la calma.


Al parecer un año pasa tan lento como la tortuga del corredor al jardín; pero en realidad pasa por la mente como una película de una vida nunca conocida. Los días caen del calendario por un aire que sopla voluntad. Incluso, parece que el otoño se adelanta... que se empeño en saltar el verano y medirse a partir de la vida de quienes fueron. Ahora, este otoño viene vestido de sepia para anunciarnos que muchas de las tantas cosas que se guardaron en fotos, palabras y fetiches no tienen la importancia de las horas. Todo está muerto. Soy la viuda que entierra al marido, finge amarlo y arroja al ataúd los últimos puños de tierra que prometen dejarlo allí, sepultado.

miércoles, 21 de julio de 2010

Para Z.

Quisiera arrancarle al tiempo las alas y que se detuviera de una vez por todas para pensar con calma, para no correr detrás de los pensamientos que hacen de caballos desbocados... Detener la víbora que se muerde la cola y anuncia la finitud de lo infinito... Arrancar el llanto de mi garganta y colgarlo en el árbol para que chille toda la noche... cortar el cordón umbilical del nombre y de la lista interminable de palabras que a cada acción martilla mi cabeza.

lunes, 19 de julio de 2010

jueves, 15 de julio de 2010

Un jueves más.

La continuidad se mide con los días, con las mañanas pegadas a la piel anunciando el clima. Y siempre se está dispuesto a recorrer los mismos caminos, con los mismos edificios y las mismas personas que esconden el rostro en el suelo pensando sus cosas. Uno está allí, y parece que se está solo, pensando en la infinita espera de las respuestas que nunca serán reveladas y repasando con esfuerzo de estudiante cada palabra, cada imagen y todas las posibilidades futuras que éstas prometen.
Sin embargo, somos nada. Somos sombras que acompañan a otras y que se desvanecen con la llegada de la luz. Somos el intento que nunca se logra, y el soñador que por las noches se acongoja con las migajas de su rutina, se hunde en el humo de un cigarro que no se disfruta cuando se fuma a solas y reprime el deseo de dormir, pues no quiere que el sueño vuelva a mentir con las imágenes frustradas de lo que se quiere y no se obtiene.

miércoles, 14 de julio de 2010

... a propósito, GIOCONDA BELLI.


"Esto es amor, quien lo probó, lo sabe"
Lope de Vega



La mente se resiste a olvidar las cosas hermosas,
se aferra a ellas y olvida todo lo doloroso,
mágicamente anonadada por la belleza.
No recuerdo discursos contra mis débiles brazos,
guardando la exacta dimensión de tu cintura;
recuerdo la suave, exacta, lúcida transparencia de tus manos,
tus palabras en un papel que encuentro por allí,
la sensación de dulzura por las mañanas.
Lo prosaico se vuelve bello
cuando el amor toca con sus alas de Fénix,
ceniza de mi cigarro que es el humo
después de hacer el amor,
o el humo compartido,
quitado suavemente de la boca sin decir nada,
íntimamente conociendo que lo del uno es del otro
cuando dos se pertenecen.
No te entiendo y quisiera odiarte
y quisiera no sentir como ahora
el calor de mis lágrimas en mis ojos
por tanto rato ganado al vacío,
al hastío de los días intrascendentes,
vueltos inmortales en el eco de tu risa
y te amo monstruo apocalíptico de la biblia de mis días
y te lloro con ganas de odiar
todo lo que alguna vez me hizo sentir
flor rara en un paraíso recobrado
donde toda felicidad era posible
y me dueles en el cuerpo sensible y seco de caricias,
abandonado ya meses al sonido de besos
y palabras susurradas o risas a la hora del baño.
Te añoro con furia de cacto en el desierto
y sé que no vendrás
que nunca vendrás
y que si venís seré débil como no debería
y me resisto a crecerme en roca,
en Tarpeya,
es espartana mujer arrojando su amor lisiado para que no viva
y te escondo y te cuido en la oscuridad
y entre las letras negras de mis escritos
volcados como ríos de lava entre débiles rayas azules de cuaderno
que me recuerdan que la línea es recta
pero que el mundo es curvo
como la pendiente de mis caderas.
Te amo y te lo grito estés donde estés
sordo como estás
a la única palabra que puede sacarte del infierno
que estás labrando como ciego destructor
de tu íntima y reprimida ternura que yo conozco
y de cuyo conocimiento
ya nunca podrás escapar.
Y sé que mi sed solo se sacia con tu agua
y que nadie podrá darme de beber
ni amor, ni sexo, ni rama florida
sin que yo le odie por querer parecérsete
y no quiero saber nada de otras voces
aunque me duela querer ternura
y conversación larga y entendida entre dos
porque sólo vos tenés el cifrado secreto
de la clave de mis palabras
y sólo vos pareces tener
el sol, la luna, el universo de mis alegrías
y por eso quisiera odiarte como no logro,
como sé que no lo haré
porque me hechizaste con tu mochila de hierbas
y nostalgia y chispa encendida
y largos silencios
y me tenés presa de tus manos mercuriales
y yo me desato en Venus como el agua de las cañadas
y el ozono de la tierra que siente venir la lluvia
y sabe que ya no hay nubes,
ni evaporización,
ni ríos,
que el mundo se secó
y que no volverá jamás a llover,
ni habrá ya nieve o frío o paraíso
donde pájaro alguno pueda romper
el silencio del llanto.
("Truenos y arcoíris")

LAS RAZONES DE FREUD

Al final, cuando todo pretendía estar concluido en una fiesta que recogiera el pasado y el futuro, planeada a la manera Dalloway (Flores, encuentros y recuerdos que esperan cándidamente ser olvidados...) se asomó la memoria por las rendijas del sueño; que, aunque ya se había anunciado durante la vigilia con escandalosos sonidos de emociones, tomó en la mañana por sorpresa al Consciente. La presencia del sueño rondo por la cabeza todo el día y culminó en un hermoso dolor de cabeza que en cada punzada recordaba que no se puede cambiar de un día para otro el curso del tiempo, ni siquiera con los planes de la fiesta y la huida a medio noche del pasado para darle la entrada triunfante al Devenir.
La Consciencia se dio cuenta que las cosas son diferentes: Ella no puede ir por la vida mintiéndoles a todos, prometiendo que todo va a cambiar y que la mente es más fuerte que cualquier otra cosa. También comprendió que los recuerdos son una serie de eventos imborrables que se construyen en el tiempo, no se pueden ignorar, siempre estarán allí como una especie de recordatorio que afirme lo que es. En fin, el Inconsciente siempre aparecerá para dar la bofetada lúcida, la bofetada obligada a lidiar con el recuerdo y no a ignorarlo...