domingo, 10 de abril de 2011

Ceguera autoimpuesta a la Saramago

Tengo el estremecimiento cálido de no volver a ver... como si esa imposibilidad me trajera una paz momentánea para, de un momento a otro, recuperar la vista y apreciar de nuevo las cosas que no veía por mantener la mira fija a un horizonte sin expectativas, al mismo vacío que yo misma me aventuré esperando respuestas.
Me dejo atrapar por una ceguera a la Saramago: Blanca, llena de luz en la que se descubre la verdad del mundo sin verla. La luz del conocimiento y la espera de un prometedor nuevo ver. Esa es la forma en la que un alma agotada se entrega al futuro, a la nueva vida o, quizás, al reencuentro de la vida pasada.

Es inevitable decir que no se teme, por que sí temo. Es el temor de caminar solo por nuevos rumbos.

1 comentario: